La Fe, al menos nuestra Fe, es un Don basado en el testimonio.
En la credibilidad y el compromiso de otro creyente.
Si, como en una cadena, trazáramos hacia atrás el nacimiento de nuestra Fe, veríamos la sucesión de nombres que llegan hasta Él.
Hoy quiero concentrarme en Simón, hijo de Juan, hermano de Andrés, Cefas, Pedro.
“Fijó su mirada en él” dice el Evangelista.
¿Qué habrás visto Señor?
La mirada del Señor es eterna, tiene la infinitud de lo inabarcable y al mismo tiempo puede concentrarse en un instante.
Ahí estaba todo:
su vida remarcada en cada cicatriz,
su trabajo en la rudeza de sus manos,
sus fracasos en la pesadez de sus hombros,
su escepticismo en la dureza de su mirada.
Lo vió en cuanto entró, llevado por su hermano Andrés.
- “Hemos encontrado al Mesías”.
- Otro más, pensó Simón, pero era Andrés y lo siguió.
Lo vió en cuanto entró, caminando equilibrando el peso, como si aún estuviera en la barca.
Asombrado de la austeridad del elegido.
Acomodando la mirada a la penumbra.
“Fijó su mirada en él”
¿Cómo habrán sido esos ojos capaces de verlo todo?
Vió las fortalezas y las debilidades. Los logros y los fracasos. Las alegrías y los dolores. Las muertes y los nacimientos. El entramado de cada vida. Las luchas. Las heridas. Las victorias. Las derrotas. Las traiciones. Los abandonos. Los encuentros. El cobijo. La dicha. En fin… la vida.
El Mesías encontró la piedra.
Otros lo habían rechazado. Otros lo habrían rechazado.
Vió la fidelidad en el seguimiento.
La incomprensión en el mensaje.
La defensa furibunda en el monte.
La negación en la Pasíon.
Las lágrimas de arrepentimiento.
Las disputas con Pablo.
La cruz invertida.
“Fijó su mirada en Él”
El Espíritu pondrá palabras en tu boca.
El Padre te ha escogido.
Tú serás la piedra.
Apacienta mis ovejas.
Otro ceñirá tu túnica.
- “¿A dónde iremos Señor?”
- “Tú Eres el Mesías, el Hijo de Dios”
- “No le conozco”
- “Te amo Señor, bien sabes que te amo”
- “Demos razón de nuestra esperanza”
¿Qué habrás visto cuando te dijo ven?
- Dejaste las redes
- Escuchaste la voz del Padre
- Caminaste sobre las aguas
- Guardaste la espada
- Te lanzaste a nadar hasta la orilla.
“Fijó su mirada en Él”
¿De qué eres testigo Cephas?
De la misericordia del Cristo.
Me amó cuando no le conocía.
Me esperó cuando no le encontraba.
Me cobijó en mi desamparo.
Me miró cuando huía.
Me recibió cuando volví.
Calmó mi sed.
Sació mi hambre.
Cubrió mi desnudez.
Hizo una fiesta cuando regresé a la vida.
Que tengas una buena semana
Un abrazo a la majada.
Ernesto