Durante el año 2023 la Corte Suprema de Justicia de la Nación realizará una serie de audiencias públicas para analizar la condición y el destino de los embriones criopreservados.

El debate público sobre éste tema es una nueva oportunidad para reflexionar sobre el cuidado de la vida en general y de la vida humana en particular.

Es cierto que no debemos quedarnos satisfechos sólo por luchar contra el aborto, pero no es menos cierto que no podemos defender la vida si no la cuidamos desde que empieza.

Para todos los que tienen una postura rígida, reflexionar es un riesgo. 

Por mi tarea docente he tenido la oportunidad de conocer de primera mano el apoyo irreflexivo al aborto, y cómo luego de reflexionar sobre las causas del mismo un grupo de alumnos deja de apoyar esta postura. ¿Reflexionar sirve? Si, por lo menos para algunas personas.

Lo mismo sucede cuando de veras la madre tiene opción, ocho de cada diez mujeres elige tener al hijo. 

De tal manera que una legislación que le da la elección a la madre no es aquella que la induce a abortar prohibiendo que se le ofrezca otra alternativa, que lo haga sin ver una ecografía de su hijo, sin escuchar los latidos de su corazón, sin brindarle contención emocional a su angustia, sin darle seguridad alimentaria, educativa y laboral durante la gestación y el cuidado del niño, sin darle salud a la madre y al niño. Sin abrir un futuro posible.

Por eso los que somos objetores nos oponemos a una legislación que lesiona los derechos humanos del niño en gestación al mismo tiempo que coacciona la libertad de elección de la madre, deshumanizando al niño y despreciando la elección sin coacciones.

Nada visualiza más el desprecio por la vida en gestación que la eliminación de embriones criopreservados.

Por eso esta es una excelente instancia para la reflexión. 

Nuestro país aprobó la ley del aborto en 2020, luego de que fuera rechazada en 2018, con un parlamento seleccionado por sus postura favorable al aborto (por Ej: el senador por capital federal, el economista Martín Lousteau,  condicionó que su compañera de fórmula fuera “verde”, discriminando a una compañera “celeste”) y así lo hicieron muchos otros. 

Para quienes apoyaron la ley del aborto el debate sobre los embriones criopreservados no debería darse. Para ellos está zanjado, si se puede abortar voluntariamente un embrión implantado hasta las 14 semanas, porque no lo consideran un ser humano con derecho a vivir, mucho más se puede eliminar un ser humano criopreservado con un desarrollo inferior a las 14 semanas.

Pero quienes nos oponemos a la ley del aborto consideramos que lo que se hizo es inconstitucional y por tanto es una ley ilegítima, que no debe ser obedecida y hasta tanto se derogue debemos ser objetores de conciencia, porque se están violando los derechos humanos del niño establecidos en nuestra constitución y que los reformadores del 94 incoproraron a la misma. No nos preocupa que haya tribunales que opinan lo contrario, la lucha por los derechos humanos siempre encontró tribunales en contra.

Este debate sobre los embriones es una oportunidad excelente para poner en evidencia esta controversia por los siguientes puntos:

  1. Nadie duda de que está criopreservado un embrión humano.
  2. Nadie duda de que el embrión humano es un ser humano con todas sus potencias, no un ser potencialmente humano.
  3. Nadie duda que la información inicial de un ser es biológica, que la primera historia que cuenta cada una de sus células es la de sus ancestros y que sobre esa materialidad se irá expresando progresiva e ininterrumpidamente, si no lo impedimos, toda la diversidad de la vida humana. 
  4. Nadie duda tampoco de la absoluta originalidad de este ser, pues no es el ADN paterno lo que lo forma, ni el ADN materno lo que lo forma, sino una fusión de parte del ADN paterno y parte del ADN materno, absolutamente original y único. 
  5. Nadie duda que la voluntad de los progenitores fue concebirlo, pues se prestaron libremente a ello.
  6. Nadie duda tampoco de que no hay embarazo, al estar criopreservado, y por lo tanto no hay riesgo para la vida de la madre. 
  7. Por lo tanto lo que origina la decisión de destruirlos es una petición por parte de los progenitores: ya no desean a estos embriones.
  8. Esto pone en evidencia que una de las razones para matar a una persona en gestación intra o extrauterina es que sea considerado indeseable y por tanto desechable. 
  9. El problema con el que chocan este planteo es doble: a) en nuestro país es inconstitucional la discriminación por raza, religión, sexo, ideología o porque sea deseable o indeseable y; b) las personas no son desechables.
  10. Nadie duda que los jueces tienen un dilema: o considerarlo al embrión ser humano, por tanto con derecho a la vida, y evaluarán de qué manera preservarla o bien considerar que sus progenitores tienen el derecho a matarlo y desecharlo.
  11. Elegir darles ese derecho a los padres desencadena varios problemas: modificar la constitución eliminando el derecho del niño a la vida o modificar la definición de niño, que para nuestra constitución se adquiere desde la concepción y es lo que votaron los reformadores del 94.
  12. Por tanto la interpretación más simple y directa es que desde el punto de vista científico, ético y legal: el embrión criopreservado es ser humano y es persona con derechos. Considerar que los padres tienen posesión de una persona es regresar a un estado de esclavitud, cuya lucha en nuestro país comenzó en 1813 cuando se otorgó la libertad de vientres, por lo cual, cuando nuestros padres, dos años después que Chile, establecieron esta norma, la esclava estaba gestando un ser libre. ¿Cómo tolerar entonces que en nuestro país doscientos diez años después se esté gestando un esclavo desechable?

Sabio es el Evangelio que empieza anunciando la concepción del Hijo a la Virgen en Nazaret, antes de ser gestado fue anunciado y concebido. Desde entonces el Eterno se hace historia. Esto lo refleja la alegría del Bautista que salta en el seno de Isabel al reconocer a su Señor en el vientre de María. 

El niño concebido es plenamente humano y el Dios hecho hombre empieza a serlo en la concepción.

El ser humano, decía Ortega y Gasset no es naturaleza sino historia, pero no debemos olvidar que la historia humana es tanto biográfica como biológica, sin la una no hay la otra. Nuestra biología es historia: es historia pasada en la materia que la forma, en los genes que se han seleccionado evolutivamente, en la epigenómica de nuestras madres y abuelas y es historia futura en las enormes posibilidades que tenemos de ser y relacionarnos. 

Hacer desaparecer ese futuro desechando una persona por considerarlo indeseable es un crimen y permitirlo nos deshumaniza a todos. 

Oremos y actuemos. Hagamos oír nuestras voces, participemos del debate, ayudemos a reflexionar a nuestros compatriotas.

Un abrazo a la majada,

Ernesto

 

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