Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo
Hemos llegado al final de este retiro reflexivo sobre esta encíclica magnífica que nos ha regalado nuestro Pastor.
Todo punto final es también un lugar de partida.
La reflexión sobre la fraternidad es para mi una línea de trabajo hacia delante, un desafío, un acicate, un estímulo, una revelación y una deuda.
Siempre podemos ser más hermanos. Siempre podemos ser mejores hermanos.
Creo que en cada uno de los puntos de la Encíclica toca una nota crucial de nuestra manera de ser y estar en el mundo; de ser y estar con nosotros mismos; de ser y estar con nuestros hermanos; de dar testimonio del crucificado.
La hermandad se sueña, se anhela, se construye, se sufre, se perdona y se reconstruye. ¿Dónde nace? ¿Quién la sostiene? ¿Cuándo se profesa? ¿Cómo perdura? Allí es dónde las religiones juegan un rol crucial.
Así está desarrollado este capítulo en la FT:
Capítulo octavo: LAS RELIGIONES AL SERVICIO DE LA FRATERNIDAD EN EL MUNDO (271)
El fundamento último (272-276)
La identidad cristiana (277-280)
Religión y violencia (281-284)
Llamamiento (285)
Inspiradores (286)
El beato Carlos de Foucauld (287)
Oración al creador
Oración cristiana ecuménica.
Como podemos ver nuestro Pastor señala cuatro puntos claves:
a) cuál es el fundamento de la fraternidad humana;
b) la fraternidad como signo de nuestra identidad Cristina.
c) NO a la violencia en nombre de la religión.
d) Llamado a la cultura del diálogo para la colaboración común y el conocimiento recíproco como camino, conducta, método y criterio de la fraternidad pacífica.
Yo he seleccionado un disparador para cada tópico que te invito a saborear como estímulo para que vayas y leas este capítulo de la Fratelli Tutti.
A. Fundamento de la fraternidad humana: «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros». (272)
¿No es magnífico?
Creemos en un Dios Vivo. Nuestro Padre vive. Nuestro hermano vive.
¿Por qué entonces nos comportamos como si estuviéramos disputándonos una herencia?
¿Acaso no debemos respetar el deseo de Nuestro Padre? Está vivo y nos ha llamado a ser obreros en la construcción de su reino: donde mana leche y miel, donde el cabrito pastorea junto al león, dónde las lanzas se transforman en arados, dónde la viuda y el huérfano son socorridos y el extranjero es bienvenido?
B. La identidad Cristiana: “La Iglesia es una casa con las puertas abiertas, porque es madre” (273).
Si el mandato fraternal abarca a todos los creyentes por parte de Padre, a nosotros eso nos viene también de parte de Madre. Así de contundente. Cada uno de nosotros imagina una “iglesia” a su manera, con su estilo, “cuidado con quienes traes a casa” reza una de las admoniciones más frecuentes a nuestros hijos. Nuestro Pastor nos dice que las puertas de la iglesia están abiertas para todos porque es madre y una madre siempre recibe a un hijo, porque no hay alegría y beneplácito mayor que ver a su hijo vivo. La madre elige siempre a sus hijos y nunca los abandona, es así en la vida cotidiana y es así también en la Iglesia.
El que se escandaliza no comprende el misterio del amor y la fuerza transformadora de la misericordia.
Todos somos pecadores y todos podemos estar en casa cuando estamos en la Iglesia. Nuestro modelo de Madre es María, Madre de Cristo. Madre de la iglesia. Madre de todos los hombres.
C. No a la violencia en nombre de la religión.
Te transcribo enterito en número 283: es una declaración sin fisuras de condena al fanatismo religioso, de cualquier signo y cualquier religión:
283: No al fanatismo: El culto a Dios sincero y humilde «no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos»[280]. En realidad «el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor» (1 Jn 4,8). Por ello «el terrorismo execrable que amenaza la seguridad de las personas, tanto en Oriente como en Occidente, tanto en el Norte como en el Sur, propagando el pánico, el terror y el pesimismo no es a causa de la religión —aun cuando los terroristas la utilizan—, sino de las interpretaciones equivocadas de los textos religiosos, políticas de hambre, pobreza, injusticia, opresión, arrogancia; por esto es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, armas, planes o justificaciones y también la cobertura de los medios, y considerar esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Tal terrorismo debe ser condenado en todas sus formas y manifestaciones». Las convicciones religiosas sobre el sentido sagrado de la vida humana nos permiten «reconocer los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los que podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, permitiendo que el conjunto de las voces forme un noble y armónico canto, en vez del griterío fanático del odio».
D. Un llamado para caminar y crecer
Nuestro Pastor retoma el llamamiento de paz, justicia y fraternidad que hizo con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb. Es hermoso, léelo cuidadosamente:
«En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz.
En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.
En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de los marginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todos los hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado.
En el nombre de los huérfanos, de las viudas, de los refugiados y de los exiliados de sus casas y de sus pueblos; de todas las víctimas de las guerras, las persecuciones y las injusticias; de los débiles, de cuantos viven en el miedo, de los prisioneros de guerra y de los torturados en cualquier parte del mundo, sin distinción alguna.
En el nombre de los pueblos que han perdido la seguridad, la paz y la convivencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras.
En nombre de la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales.
En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo y división y por los sistemas de ganancia insaciable y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres.
En el nombre de la libertad, que Dios ha dado a todos los seres humanos, creándolos libres y distinguiéndolos con ella.
En el nombre de la justicia y de la misericordia, fundamentos de la prosperidad y quicios de la fe.
En el nombre de todas las personas de buena voluntad, presentes en cada rincón de la tierra.
En el nombre de Dios y de todo esto “asumimos” la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio».
Nuestro Pastor termina con dos oraciones, yo elegí una frase de la segunda que me caló hondo:
Condolernos con el sufriente y congratularnos con el hermano que regresa a casa es una Gracia que necesitamos todos.
Creo que la Semana Santa es un momento muy especial para vivirla en “clave fraternal”: nuestro Hermano se va a entregar por nosotros. A nuestro Hermano le vamos a matar y El nos va regalar una nueva vida.
Muy Felices Pascuas de Resurrección.
Un abrazo a la majada.
Ernesto
Foto de Jens Johnsson en Pexels
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