Canal Orbe 21 asistió virtualmente a la conferencia de prensa en la que fue presentado el informe “Evaluación de impacto integral de los Centros Barriales del Hogar de Cristo”, que expone los resultados de una investigación a cargo de la doctora Ann Elizabeth Mitchell, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina (UCA). 

La actividad estuvo encabezada por la doctora Mitchell, con comentarios a cargo de Ana Clara Camarotti, doctora en Ciencias Sociales, magíster en Políticas Sociales, especialista en Planificación y Gestión de Políticas Sociales, licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y docente universitaria; y del presbítero José María Di Paola, uno de los coordinadores del Equipo de Sacerdotes de Villas de la Ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires. Ejerce el mismo papel en la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones de la Conferencia Episcopal Argentina.

La presentación comenzó con palabras del presbítero Lorenzo de Vedia, quien destacó la trayectoria del Hogar de Cristo. Nicolás Meyer, director ejecutivo de Cáritas Argentina, fue el moderador del encuentro.

La doctora Mitchell destacó el carácter interdisciplinario de la investigación, y mencionó especialmente a los investigadores del equipo, agradeciendo en particular a los jóvenes que asisten a los Hogares de Cristo, porque “sin su ayuda esta investigación no hubiese sido posible”.

Seguidamente, fue presentado un video en el que se relata la trayectoria de este proyecto a través de los años y la actualidad de la Federación Familia Grande Hogar de Cristo en la Argentina.

 

Hogar de Cristo

La Federación Familia Grande Hogar de Cristo es una red de centros barriales que tienen como finalidad dar respuesta integral a situaciones de vulnerabilidad social y consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, poniendo en primer lugar a la persona y sus cualidades. Creada en 2008 en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, la federación hoy nuclea 190 centros barriales en 19 provincias de la Argentina. 

El sello es “recibir la vida como viene, porque toda vida es sagrada y valorada”. El otro principio es “acompañar cuerpo a cuerpo, poner en práctica la Parábola del Buen Samaritano, ayudar a los hermanos que sufren para que se pongan de pie”, con un Jesús “cercano, presente y amigo, que nos abraza”. Esto, destacó monseñor Carrara, es una familia, que acompaña la dimensión educativa, los emprendimientos laborales. El Hogar es una familia que recibe, abraza y acompaña, donde los chicos se sienten parte, se adueñan de ese lugar para sentarse en una mesa, y en lo cotidiano se va haciendo un espíritu de familia. Son protagonistas centrales en la familia del Hogar de Cristo.

 

El informe

El informe presentado este martes a través de la plataforma Zoom, y transmitido en vivo por YouTube expone los resultados de una investigación que buscó comprender cómo los centros barriales contribuyen al desarrollo humano e inclusión social de las personas que ellos acompañan. 

El trabajo de investigación se realizó en el marco de un convenio entre el Departamento de Investigación Francisco Valsecchi de la Facultad de Ciencias Económicas de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y la Federación Familia Grande Hogar de Cristo con la participación de un equipo interdisciplinario e interinstitucional. 

Para el estudio, se utilizó el desarrollo humano integral como marco conceptual, concepto tomado de cuatro encíclicas papales, y se aplicó un método de evaluación cualitativa que busca obtener evidencia sobre los efectos causados por una intervención social en base a los testimonios de las personas beneficiadas. 

 

Los resultados de la investigación muestran que la integralidad del accionar del Hogar de Cristo produce cambios positivos en múltiples dimensiones de la vida, especialmente en la satisfacción de las necesidades básicas, la reducción de consumo de sustancias y la dimensión relacional. 

 

Se tuvieron en cuenta múltiples dimensiones de la persona; métodos de análisis de múltiples disciplinas; la importancia de comprender los diversos caminos en los procesos de desarrollo; la evaluación de la dimensión espiritual a través del análisis de los cambios en la relación con uno mismo, con otros y con el territorio; y la relevancia de evaluar el cambio de personal en el contexto de la transformación social y comunitaria.

Por otra parte, en los testimonios se identificó una cadena causal en la que el motor de cambio fueron las sesiones grupales; como resultado intermedio, la posibilidad de escuchar experiencias de otros, y a partir de allí poder expresar sentimientos propios; y un impacto final en la frecuencia de consumo reducida.

La investigadora destacó especialmente la dimensión relacional-espiritual, que “capta la esencia de los centros barriales”. La importancia de la espiritualidad, aclaró la doctora Mitchell, no se limita a prácticas como la oración conjunta, la bendición de la mesa, misas o peregrinaciones. Lo central, señaló: 

 

“es la transformación de las relaciones mediante la creación de un entorno que favorece los vínculos y la valoración individual”.

 

El estudio se realizó en tres instancias: comenzó a mediados de 2019, con entrevistas con 18 personas que trabajan en Centros Barriales de CABA y otros líderes, desde allí se desprendió una hipótesis inicial; la segunda instancia constó del apoyo en el proceso de carga de datos; y a fines de 2019 se realizaron 36 entrevistas a personas que asisten a los centros y grupos focales. La investigación fue interrumpida en marzo a raíz de la pandemia.

Mediante un proceso transparente de codificación de datos cualitativos, el estudio identificó los cambios que los participantes experimentaron en sus vidas en seis dimensiones -satisfacción de necesidades básicas, salud, relaciones, situación judicial, educación y trabajo- desde el inicio del contacto con el centro barrial y los factores que influyeron en esos cambios. 

Cabe destacar que sobre el final de la presentación, el presbítero Di Paola se refirió al Hogar de Cristo como “fruto de las discusiones, debates que tuvimos los curas villeros en los años 98, 99, 2000, y que fue constituyendo una nueva propuesta que tenía que ver con una parroquia popular, donde la religiosidad popular era el eje pero se apuntaba muchísimo a la organización dentro del barrio”, recordó. 

“Plantear esta parroquia popular no es la contracara de una Iglesia oficial, sino más bien en el sentido de una participación activa de la gente del barrio, como sujeto, y no como objeto de la evangelización”. 

“La parroquia de Caacupé marcó un camino. El Hogar de Cristo no hubiese nacido sin ese primer cambio de mirar la parroquia de esa manera. Es una consecuencia de pensar una parroquia popular donde nadie podía quedar afuera. En ese itinerario nos preocupamos por la salud, por la educación, acompañamos iniciativas de la vida cotidiana de los vecinos. La crisis de 2001 le dio fuerza a esta organización. Hubo grupos previos que iban en la línea de la recuperación sin saber bien cuál era el camino”, relató.

“En 2008, iniciar el Hogar de Cristo partió de una decisión de que los jóvenes no fueran derivados, sino que encontrarán su punto de encuentro con Dios, con los otros, con ellos mismos, en el barrio. Nosotros tenemos que darles ese espacio, ese lugar. Por eso se abrió ese centro San Alberto Hurtado. Para poder decir: ‘Vos sos parte de esta comunidad y acá podes iniciar tu camino de recuperación’. Le fuimos dando forma con los años, con la gran intervención de tantos curas, laicos y gente que le puso su acento, su modo, y hoy podemos decir que damos respuesta a un montón de gente, no sólo en la ciudad de Buenos Aires sino en el Gran Buenos Aires y en el interior del país. Nacida de una iglesia popular y transmitida al resto del territorio con ese mismo espíritu”.

“Este tipo de informes nos ayudan muchísimo a ver muchas cosas que en el esfuerzo cotidiano no logramos ver, nos ayuda a ver las cosas que tenemos que seguir profundizando, y aquellos desafíos que tenemos por delante, por eso son muy valiosas estas evaluaciones para el equipo y para analizarlo en cada centro en particular. Creo que esta investigación nos va a ayudar muchísimo en este camino de tratar de mejorar la calidad de nuestros centros barriales. Estaremos tratando de hacer mejor nuestro Hogar de Cristo al que amamos, porque sabemos que es la esperanza de tantos jóvenes y adultos de nuestros barrios”, puntualizó.