La biblia es para mí el libro más valioso, a fuerza de ser honestos debería decir la biblioteca más valiosa. Yo no soy un experto en la historia o interpretación de sus textos, pero encuentro en su lectura consuelo en la aflicción; guía en la duda; luz en la oscuridad; sosiego en la inquietud; alegría en la tristeza; fortaleza en la debilidad; sabiduría en la ignorancia. En fin, es el texto que me acompaña a lo largo de mi vida y al que espero recurrir cuando deba partir.

            Hoy quiero invitarte a que visitemos dos pasajes de la biblioteca del antiguo testamento que espero que sean como dos puertas que te inviten a descubrir el espíritu de sabiduría que ha inspirado estos pasajes. Son dos historias mínimas, una es el encuentro de un eunuco y un esclavo y el otro el de una nuera y una suegra en extrema pobreza. Del primero nace uno de los gestos más liberadores del mundo y del segundo nace una de las riquezas más sublimes de la antigüedad.

 

            Vení, leamos juntos.

            La primera historia está en el capítulo I del libro de Daniel y son 16 versículos:

 

1 El año tercero del reinado de Yoyaquim, rey de Judá,

Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén y la sitió. 2 El Señor entregó en sus manos a Yoyaquim rey de Judá, así como parte de los objetos de la Casa de Dios. El los llevó al país de Senaar y

depositó los objetos en la casa del tesoro de sus dioses. 3 El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, tomar de entre los

israelitas de estirpe real o de familia noble, 4 algunos jóvenes, sin defecto corporal, de buen parecer, instruidos en

toda sabiduría, cultos e inteligentes, idóneos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la escritura y la lengua de los caldeos.

5 El rey les asignó una ración diaria de los manjares del rey y del vino de su mesa. Deberían ser educados durante tres años, después de lo cual entrarían al servicio del rey.

6 Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran judíos.

7 El jefe de los eunucos les puso nombres nuevos: Daniel se llamaría Beltsassar, Ananías Sadrak, Misael Mesak y Azarías Abed Negó.

8 Daniel, que tenía el propósito de no mancharse compartiendo los manjares del rey y el vino de su mesa, pidió al jefe de los eunucos permiso para no mancharse.

9 Dios concedió a Daniel hallar gracia y benevolencia ante el jefe de los eunucos.

10 Pero el jefe de los eunucos dijo a Daniel: «Temo al rey, mi señor; él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, y si llega a ver vuestros rostros más macilentos que los de los jóvenes de vuestra edad, expondríais mi cabeza a los ojos del rey.»

11 Daniel dijo entonces al guarda a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:

12 «Por favor, pon a prueba a tus siervos durante diez días: que nos den de comer legumbres y de beber agua; 13 después puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y hacer con tus siervos con arreglo a lo que hayas visto.»

14 Aceptó él la propuesta y les puso a prueba durante diez días.

15 Al cabo de los diez días se vio que tenían mejor aspecto y estaban más rollizos que todos los jóvenes que comían los manjares del rey.

16 Desde entonces el guarda retiró sus manjares y el vino que tenían que beber, y les dio legumbres.

 

            ¿Te imaginas la escena? De un pueblo esclavizado a Daniel le ha tocado la lotería de ser seleccionado para vivir en el palacio, educarse en la corte, comer de los manjares de la mesa del rey y disfrutar del vino de sus bodegas. ¿Te imaginas el deslumbramiento al entrar en esas habitaciones? ¿Te imaginas la dicha de haber sido bendecido con esa oportunidad?

Tus hermanos trabajan de sol a sol, son explotados y no saben si mañana comerán o morirán, vos no. Has adquirido otro nivel, tienes otro futuro, Dios se ha apiadado de vos. Y de pronto un problema inesperado. Los manjares que te ofrecen van en contra de tus convicciones religiosas. Tienes un problema grave ¿Qué harías? ¿Qué crees que harían la mayoría de las personas? Sos esclavo y estás ante una disyuntiva que te exige elegir, quieres comportarte como esclavo o quieres comportarte como un hombre libre. Y Daniel elige ser libre. En el respeto de los límites está la libertad de evitar contaminarse, pecar, ir en contra de una íntima convicción del bien. Y se lo plantea al eunuco. Ahora el problema es de dos: Aspenaz y Daniel.

Yo me imagino esa escena en Babilonia, hace casi tres mil años. Un esclavo, un eunuco, en el comedor del palacio, ante una mesa llena de comida. ¿Cuál crees que hubiera sido la solución más fácil para Aspenaz? Si, todos coincidimos en que la más fácil es decirle a Daniel “o comés o te parto el cráneo” pero el eunuco tiene la valentía de plantearle a Daniel que él también tiene un problema. Lo más fascinante es que la propuesta de solución de Daniel es que realicen la primer experimentación humana registrada en la historia, los versículos 12 y 13 del primer capítulo del libro de Daniel: 12 «Por favor, pon a prueba a tus siervos durante diez días: que nos den de comer legumbres y de beber agua; 13 después puedes comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen los manjares del rey, y hacer con tus siervos con arreglo a lo que hayas visto.»

Ese es el primer protocolo de investigación humana.

¿Ahora te das cuenta de la genialidad? Un esclavo y un eunuco, en la intimidad de un palacio, enfrentados a un problema común, deciden que la manera de resolverlo es obtener un conocimiento, que los liberará a ellos del problema y que resultará útil para el resto de la historia, para todas las generaciones futuras.

Cuando yo tengo un problema científico, vuelvo muchas veces a este pasaje y pienso ¿cuántas veces se leyó?, ¿cuántas se meditó?, ¿en cuantas sinagogas, iglesias o mezquitas alguien pasó por estas páginas sin darse cuenta del camino que Dios estaba regalando a la humanidad? Pasaron más de dos mil ochocientos años hasta que alguien realizó el primer experimento humano programado en el siglo XX de nuestra era. ¿Cuántas otras cosas leeremos sin comprender, meditaremos sin descubrir? Un eunuco y un esclavo, nos miran desde el comedor de un palacio.

 La segunda historia que te invito a descubrir es la de Rut y Noemí. Nuera y suegra. Pobres, viudas y solas. Están juntas Noemí y sus dos nueras en los campos de Moab. Noemí toma la decisión de regresar las tierras de Judá y libera a sus nueras para cada una siga su camino, pero Rut decide quedarse con ella, ya ante la insistencia de su suegra a que la abandone le dice una de las palabras más hermosas que alguien pueda pronunciar como compromiso filial, es el núcleo de los versículos 16 y 17 del capítulo primero del libro de Rut:

 

  “donde tú vayas, yo iré,

  donde habites, habitaré.

  Tu pueblo será mi pueblo

  y tu Dios será mi Dios.

  Donde tú mueras moriré

   y allí seré enterrada.”

 

            A ver si está claro, es una nuera hablándole a su suegra. El arquetipo la relación conflictiva se transforma en las palabras más dulces que una hija pueda decirle a su madre.

                Como imaginarás la historia no termina allí. Rut será la bisabuela de David. Es decir, el linaje real de dónde nacerá nuestro Señor, tiene como uno de sus pilares a una pobre, inmigrante y conversa. Quién hubiera soñado que de tal situación de pobreza y soledad nacería una de las casas más ricas de Israel. Pero, les confieso que cuando leo el libro de Rut pienso a mí se me eriza la piel pensar en la influencia de Rut en David, se me hace cuento, que la primera honda que aprendió a manejar el pequeño David, quizás…sólo quizás… era moabita.

                Un abrazo a la majada

                Ernesto