"Dijo Dios"

 

Dios habló y habla a los hombres de muy diversas maneras. El domingo 11 de septiembre me he deleitado con el Angelus de nuestro Pastor, que nos ha hecho meditar sobre la “inquietud de la pérdida” que tiene el corazón de Dios por cada una de sus criaturas, cuánto más de sus hijos, al explicarnos el texto de las tres parábolas de la misericordia, la oveja perdida, la moneda extraviada y el hijo pródigo.

El lenguaje con el que nuestro Pastor nos ha contado lo que siente el corazón de Dios, me ha llevado a pensar en los lenguajes de Dios y para eso nada mejor que empezar por el capítulo I del Génesis, allí se emplea por primera vez al fórmula “Dijo Dios”, fórmula que se repetirá una vez en cada día de la creación y, en el tercero y sexto día, dos veces.

Muchas veces se ha interpretado literal o evolutivamente la creación, pero creo que puede interpretarse como el programa de la revelación, y por tanto de los lenguajes de Dios. 

Cada vez que “Dijo Dios” nos revela un lenguaje diferente.

Dice “En el principio creó Dios el cielo y la tierra”, para mí representa la creación de las dos realidades axiológicas que regirán la vida del hombre. Los valores operativos, medios para alcanzar los valores intrínsecos. 

La tierra, creo que representan los valores, los bienes que deben conducirnos a una realidad superior, ulterior y eterna, los bienes del cielo. 

La persona humana está biológicamente destinada a ser libre, a elegir, a transitar estas dos realidades: su vulnerabilidad, debilidad, oscuridad y pecado pero también la vocación, el vislumbramiento, el ansia, de la eternidad, la paz, la felicidad de conocer a Dios. La tierra y el cielo. Enraizado en la materia y extendido hacia la eternidad. Esa es la vida del hombre.

Luego le revela los lenguajes con que Dios hablará al hombre.

“Dijo Dios” el primer día haya luz y crea la física. El primer lenguaje de Dios será el conocimiento de la materia y la energía. La inteligibilidad de las leyes que rigen el universo. La ciencia, que es posible porque creemos que puede haber leyes que rigen el funcionamiento del universo, se fundamenta en la creencia de un legislador, que hizo tales leyes. Nos dio la luz para que pudiéramos conocer la luz. 

“Dijo Dios” el segundo día y separa el firmamento. Dios crea al mismo tiempo el misterio y la filosofía. El hombre podrá conocer por sus medios el firmamento de abajo, pero sólo a través de la revelación accederá al firmamento de arriba. Ese límite epistemológico será ontológico. Los misterios no podrán ser accedidos por la labor humana. Dios se reserva un espacio para Él. La vida, la muerte, el amor, la felicidad… serán dones, inmerecidos, no serán distribuidos de acuerdo a los méritos humanos sino por la voluntad divina.

“Dijo Dios” el tercer día en dos oportunidades, separa las aguas y crea la vida. Este es un lenguaje especial que se escribe con cinco letras (cuatro en el ADN y una distinta en el ARN) y se pronuncia ininterrumpidamente desde hace cuatro mil millones de años. La vida es un lenguaje que se articula con la materia, pero es distinto de ella. Mientras la materia tiende a homogeneizarse y está regida por la segunda ley de la entropía, la vida permanece testarudamente diferente y es anti entrópica. Es dinámica, evolutiva, cambiante.

“Dijo Dios” el cuarto día y creó la conciencia del tiempo y los ciclos, la regularidad, la armonía, fundamento de la belleza. El sol, la luna y las estrellas. La magnificencia que da gloria a su Nombre. 

“Dijo Dios” el quinto día y la vida se expandió por toda la tierra y todas las aguas. Si los cielos hablan de la gloria de Dios la variedad, el colorido y la cacofonía de la vida hablan de la generosidad y la alegría desbordante de Dios. Su creación es multimedia. Deleita todos nuestros sentidos y nos admira con su perfección. La estética es también un lenguaje divino.

“Dijo Dios” el sexto día y habla dos veces. La segunda vez crea al hombre, único ser a su imagen y semejanza. Ahora por fin tenía un ser al que podía hablarle, un ser al que le dio el don de la libertad y un ser que podía escoger entre bienes. Ese día Dios crea la ética y se arriesga a crear una creatura que podría rechazarlo.

Todos esos lenguajes proceden de la voz de Dios, el de la física, la química, la biología, la filosofía, la estética y la ética. Todos esos son caminos de la tierra para acceder al cielo. La ciencia, el arte y la moral son caminos para llegar a nuestro Dios. 

Pero aún queda un último lenguaje, el Dios encarnado que nos habla a través de su Hijo muy amado, el Dios que nos habla en lenguaje humano, el Dios que nos habla a través del sufrimiento, entrega y muerte de cruz. El Dios que nos redime y que ha vencido a la muerte con su resurrección. Esa es nuestra Fe. Esa es la bendición del lenguaje de la Revelación de Dios.

Lenguaje que podemos hablar en el servicio a nuestros hermanos. Al más pequeño. Al más vulnerable. Porque allí está Él.

Por eso me parece que la revelación de nuestro Pastor sobre la “inquietud ante la pérdida” del corazón de Dios, explica el esfuerzo permanente para que le escuchemos, desde la creación hasta la redención, desde la belleza hasta el sufrimiento, desde el surgimiento de la vida hasta el misterio de la muerte, “Dijo Dios”, siempre está diciendo, siempre está hablando, nunca es tarde para escucharlo.

Un abrazo a la majada.

 

Ernesto

 

 

Foto de Mukul Parashar