La Legislatura porteña aprobó por unanimidad un proyecto de ley para impulsar el cambio de nombre de la actual Villa 1-11-14 por “Padre Rodolfo Ricciardelli”, en homenaje al sacerdote que vivió y desempeñó su tarea pastoral durante más de 30 años en este asentamiento del Bajo Flores.
El Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Monseñor Gustavo Carrara, dialogó con Canal Orbe 21:
“Ricciardelli fue el primer cura párroco del barrio. Aquel que vivió entre los vecino del Bajo Flores desde el año 72 hasta el día que falleció. Dió su vida por ese barrio, y por eso es justo que la Villa hoy lleve su nombre”, señaló el primer Obispo villero.
Además comentó: “En el barrio hay muchos vecinos luchadores, niños y niñas con ganas de aprovechar las oportunidades que van teniendo”.
El presbítero Ricciardelli nació el 29 de mayo de 1939 y fue ordenado sacerdote en Buenos Aires el 22 de septiembre de 1962. Era licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Católica Argentina "Santa María de los Buenos Aires".
Después de su ordenación se desempeñó como vicario cooperador de Santa Elena de 1962 a 1968; vicario cooperador de San Francisco Solano de 1968 a 1975; administrador parroquial de Santa María Madre del Pueblo de 1975 a 1986 y desde el 1 de abril de 1999 hasta su deceso fue párroco de Santa María Madre del Pueblo, primera parroquia fundada en una villa por monseñor Jorge Vernazza, ubicada en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, el lugar que eligió para vivir.
Quienes lo trataron en distintas etapas de su vida sacerdotal coinciden en que fue un permanente testimonio de su fidelidad al compromiso -que data de los años 70- de compartir su vida y el trabajo con la gente de la villa.
“El Padre Ricciardelli nos anunció de manera cariñosa y cercana el Evangelio junto a la Virgen de Luján”, explicó monseñor Carrara.
El sacerdote murió el 13 de julio de 2008 en Buenos Aires, a los 69 años de edad, en momentos en que era párroco de Santa María Madre del Pueblo y miembro del Equipo Responsable de Pastoral en las Villas de Emergencias porteñas.
"El lugar que uno habita habla de la identidad, y la gente que habita el barrio se identifica con la historia del padre, con su obra y con su mensaje de paz, de lucha, de trabajo y de esperanza y no con un simple número. Esto suma un montón y estamos muy contentos", dijo el director de la escuela Santa María Madre del Pueblo, Mariano Delio.
El Padre Rodolfo Ricciardelli siempre presente en el corazón de una barriada que lo recuerda en cada uno de sus pasos.
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